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¿SALVAPATRIAS? NO GRACIAS

septiembre de 2017

Con frecuencia los tertulianos politólogos nos advierten de que el mundo está falto de líderes. ¿Qué es un líder? ¿Es un animal político dotado de las artes del flautista de Hamelín? ¿Es un pirata obsesionado con la Isla del Tesoro? ¿Es un encantador de serpientes? ¿Es un guía o un domador de pueblos? ¿Es un visionario, un loco, o más bien un manipulador compulsivo y sagaz? ¿Es un ególatra tenaz y calculador? ¿Es un macho alfa o una fémina de hierro? ¿Los necesitan las sociedades  o más bien los padecen? ¿Nos enriquecen o nos succionan?

Un líder socialmente rentable es un humano con circuitos mentales de banda ancha capaz de registrar de infrarrojos a ultravioletas. Debe saber estar hasta las narices para “olerse” lo que se cuece en los fogones de la ciudadanía: hay ollas a presión, pucheras que van a fuego lento y potes que sólo precisan un hervor; hay platos de cuchara, de sartén o a la plancha; con aceite crudo o al ajillo, para servir frío o caliente, reposado o recién hecho, al dente o meloso, tradicional o rompedor, contundentes para gentes de buen yantar o de diseño destinados a gurmets.

El  moden del líder ha de registrar y descodificar cuanto circula por la fibra óptica del país: dónde le aprietan los zapatos a unos, con qué se ganan las habichuelas otros, cuándo llueve sobre mojado, quién está con el agua al cuello, de qué pata cojea la gente de a pie, qué es de vida o muerte, hasta cuándo “Juan sin Tierra” seguirá vivo por no tener dónde caerse muerto, por qué el perro flaco tiene pulgas…

No puede el líder vivir en la nube sino que ha de planear a ras de tierra donde habita la ciudadanía:  los de siempre y los de nunca, los forrados y los desplumados, “los que viven por sus manos y los ricos”, los del ciento por uno y los preferentistas, los vivillos y los muertos de hambre, los del yate y los de las pateras, los que se ríen de todo y los que lloran a lágrima partida…

Todos somos conscientes en esta era del conocimiento que la información es poder. El quid de la cuestión está en el destino le los “bits data”. El verdadero líder de una comunidad empuña esta herramienta para romper las injusticias, para apuntalar el estado del bienestar,  para pulir las asperezas sociopolíticas, para desatascar los trasvases de la solidaridad, para desbloquear los interruptores de la igualdad de oportunidades, para podar los “chupones”, para barrer la corrupción, para capturar a los depredadores, para abrir puertas y ventanas, para botar veleros y estrenar caminos nuevos, para enterrar a los muertos que aún no descansan en paz.

¿Y qué hace el encantador de serpientes, el progenitor alfa? Dedicarse a la ingeniería de zapa: construir canales que lleven las aguas bravas del descontento a su molino. Demagogia y populismo. Dejemos que los ricos ganen más dinero para que inviertan y creen puestos de trabajo que beneficiarán a todos. El capital es miedoso y si hay amenazas para sus ganancias, se va. Las ayudas sociales desincentivan la búsqueda de trabajo. La emigración es movilidad exterior en busca de aventuras. La inmigración es competencia desleal y amenaza de nuestra identidad. Lo que no cuesta no se valora. Lo público no funciona ( los funcionarios son especie “invasora”). Las banderas son sagradas y el orgullo patrio no necesita razones (“¡Yo soy español, español!”). Estamos sometidos a las leyes del mercado. No se puede hacer otra cosa: hay que ser realista. Europa manda. Más vale trabajo precario que paro sin cobertura. Rojos y morados siguen teniendo rabo aunque hayan perdido los cuernos. Conclusión: “un vaso es un vaso y un plato es un plato”… y eso la gente lo sabe.

Pretenden los que así actúan adormecer al pueblo, someterlo al yugo del conformismo y la resignación. Nos quieren a tontas, a locas y a ciegas, como perdiz mareada. Buscan convencernos de que no hay más salida que la de sus chiqueros, y una vez en plaza tientan amansarnos a base de pullas y chicuelinas y si hace falta descabello. Lo suyo es seguir con las riendas en sus manos para que la diligencia llegue a su posta o la de sus amiguetes. ¡Qué sería del país sin nosotros- parecen decirnos-. Antipatriota el que dude o se oponga.

Esta especie de aparceros explotan los instintos primarios de la masa para desviar la justicia hacia el “orden”, para transformar la diversidad en heterofobia, para tildar el paro de indolencia, para mutar el patriotismo en patrioterismo, para acusar a las reivindicaciones de desorden social y a las discrepancias de rojerío, para tapar las miserias con una retahíla de “y tú más”. Pretenden sacar el poder del punto de mira para que los dardos no alcancen la diana de los intocables. No importa el país, importan los dividendos, no cuenta el desarrollo y progreso social, prima el stabilisment . La adición al poder se viste de bien común.

Pero el pueblo necesita líderes que conozcan sus desventuras para aliviarlas, que detecten sus pensares para mirar de hacerlos razonables, que perciban sus sentimientos para encauzarlos por los márgenes de la solidaridad, el respeto y la acogida. No se trata de decir al gentío lo que quiere oír sino lo que es justo y más humano. Necesitamos profetas que nos confirmen que los ajos y cebollas de Egipto no son dieta compensada y saludable. Que más allá del desierto hay tierra fértil, que en los confines del mar está Itaca, que las leyes son para el hombre y no el hombre para los decálogos, que el nosotros es más y mejor que TÚ + TÜ. Necesitamos mentes lúcidas y preclaras que distingan entre iguales y clones, ciudadanos y consumidores, verdades y dogmas, libertad y liberalismo, mestizaje y claudicación, salario y esclavismo, tradición y arcaísmo, memoria y rencor.

Es teoría ampliamente aceptada que los pueblos tienen lo que se merecen. Salvo fenómenos excepcionales que de cuando en vez la vida nos ofrece para general confusión, la generación espontánea no es la pauta rutinaria de la historia. Los líderes (no salvapatrias) no llueven del cielo sino que brotan de una tierra enriquecida. Y el labrantío español parece un erial más que otra cosa. En plena nocturnidad nos cambian la constitución y ni nos molestamos en quitarnos las legañas. Nos ponen una mordaza y apenas gesticulamos. Nos hacen trabajadores  pobres y nos resignamos a ser pobres trabajadores. Toleramos que la emigración de nuestros jóvenes la llamen “movilidad exterior”. No nos enciende la sangre que la ayuda a la dependencia llegue post mortem (a título póstumo). Volvemos a casa, nos refugiamos en la pensión de los abuelos, pasamos por la cruz roja pero no tomamos la calle. Aceptamos de buen grado que la caridad cubra los desastres de la injusticia. Aguantamos que los ladrones nos llamen manirrotos. No tenemos operativo el detector de mentiras. Nos sirve de consuelo que la crisis es mal de muchos (¿será verdad que somos tontos?).

Tan orondos y sobrados siguen los mismos jinetes del apocalipsis cabalgando sobre las monturas electorales. Aunque ya ni  perros hay que ladren, segur@s están ell@s de que van al trote: el FMI, el BCE, el BM les suministran permanentemente las coordenadas.

Realmente uno siente que este país no tiene remedio. Cantamos que “por el mar corren las liebres…” pero no nos da el cante la posverdad y los “hechos alternativos”. Sabemos que los reyes son los padres y que los niños no vienen de París, pero tenemos una fe ciega en que la Virgen del Rocío nos dará un capotazo, fijará el toro del paro y lo descabellará sobre los tableros de la precariedad al son del pasodoble campero. ¡Que viva España!…

Entre tanto sicólogo y siquiatra en paro, ¿no habrá al menos uno que sea capaz de sacarnos de esta postración?¿Habrá algún/a almirante con el coraje necesario para echar por la borda (salvavidas no les falta) a los Rajoys que vegetan en sus camarotes leyendo el MARCA, a los Hernandos deslenguados que borrachos de soberbia recorren la cubierta como matones impresentables, a los polizones “púnicos” que se ocultan en la bodegas del poder, a los grumetes Casados  que desprecian a los viejos lobos de mar que perdieron la guerra y el honor de sus huesos? Sólo llegaremos a buen puerto si en el puente de mando tenemos Carmenas, Padres Ángeles, Sampedros, Rigobertas, Mandelas… y una tripulación de hombres y mujeres “Sin Fronteras”. Bienvenidos los líderes. ¿Salvapatrias? No gracias.