Tradiciones > RONDA

Tradiciones de feliz memoria
Entro en silencio, silencio,
en noche clara y serena.
Vengo a decirte cantando
que si me quieres, morena,
y si me dices que no
yo me moriré de pena.
Adiós, morenita, adiós,
adiós, hasta la primera.
La ronda y la contrarronda
se encontraron la otra tarde:
pudo más la contrarronda,
con la ronda ser más grande.
Que baile Carmina,
que baile Carmela,
con zapato bajo
y media de seda,
con media de seda
y media calada,
que baile Carmina,
niña enamorada.
El zapato pide media,
la media pide zapato,
y una chavalina guapa
pide también mozo guapo.
Por entrar en tu jardín
me mojé las zapatillas,
por no pisarte las flores
que tenías a la orilla.
¡Ay, por entrar, por entrar y por entrar!
¡Ay, por entrar a tu jardín a regar!
Asómate a la ventana,
que de lejos vengo a verte,
te lo pido en cortesía
por si hay otro inconveniente.
-Inconveniente no lo hay,
pero ya estoy acostada,
y no tengo por costumbre
levantarme a la ventana.
-Si no tienes por costumbre
levantarte a la ventana,
hazme, niña, este favor,
que otro te haré yo mañana.
-Los favores a deshora
yo a nadie se los hago,
pues favores a deshora
suelen dar mal resultado.
-La luna a la cabecera,
las estrellas a los pies:
vengo a decir a tus padres ¡y olé!
que su yerno quiero ser.
-Si su yerno quieres ser
díselo tú, dueño mío,
que palabras de esa clase ¡y olé!
yo a mis padres no les digo.
-Ya se lo he dicho a tus padres
y a tus parientes también;
lo primero que me han dicho ¡y olé!
que si soy hombre de bien.
Hombre de bien sí lo he sido,
que de mis padres lo heredo:
toda mi vida arrastrando ¡y olé!
una cadena de hierro,
una cadena de hierro
que me oprime la cintura;
lo que yo doy por tu vida ¡y olé!
no lo daré por ninguna.
Yo me arrimé a un pino verde,
yo me arrimé a un pino verde
por ver si me consolaba.

Y el pino como era verde,
el pino como era verde,
al verme llorar, lloraba.
Vengo de la romería
de la Virgen del Collado
de lucir la saya verde
y el pañuelo colorado.
-Palmira, larán, Palmira,
Palmira, qué guapa vas.
¿De dónde vienes, Palmira.
-De rondar con mi rapaz,
de rondar con mi rapaz,
con mi rapaz de Pipom.
-¡Palmira del alma mía,
Palmira de mi corazón!
Si queréis ver a Palmira
retratadita en camisa,
por la calle abajo va,
que la lleva el retratista.
Palmirita, Palmirita,
Palmirita de palmera:
te retrataste en camisa
por un reloj de pulsera.
Oye, oye tú, molinera,
vamos, vamos, vamos a la verbena.
Acuérdate, molinera,
cuando a la orilla del puente
le decías a un mocito:
cuidado, que viene gente.
Acuérdate, molinera,
que yendo de romería,
no te dejaba tu madre
porque tú te entretenías.
Las barandillas del puente
se menean cuando paso:
yo a ti solina te quiero,
de las demás no hago caso.

El aroma de las rosas
que tú a oler me diste un día,
al penetrar silenciosas
en mi mente, me decían:
-No le quieras, niña hermosa,
que es un bala perdida.
Aquel estudiante, madre,
lleva la cinta de seda:
cómo la bolea el aire,
cómo el aire la bolea,
cómo la bolea el aire,
rosita de primavera.

De tu ventana a la mía
hay una cadenita de oro
con un letrero que dice:
¡Viva la prenda que adoro!

No sé qué cantares cante
para no ofender a Dios:
todos los cantares tienen
sus palabritas de amor.